martes, 19 de julio de 2016

Indigenismo en Costa Rica


      La lucha constante por los derechos e igualdad de condiciones en los diversos colectivos, es una problemática de nunca acabar, tal es el caso de las poblaciones originarias conocidas con mayor frecuencia como “indígenas, aborígenes o bien indios”. Ante esta situación, se presentan diversos discursos y movimientos sociales que buscan resolver y abordar las problemáticas de estas poblaciones afectadas, con propuestas generalmente políticas.
El indigenismo, ha sido una de las opciones discursivas, que se ha posicionado como corriente del pensamiento, especialmente en la antropología y la arqueología. Tomando en consideración el contexto histórico, social e ideológico, de quienes sufren cualquier tipo de segregación, discriminación y rechazo de la sociedad. Y la perspectiva en el sentido de los contextos arqueológicos así como los artefactos.
Ante esto, se pretende conocer y explicar cuáles han sido los orígenes del indigenismo como tal, sus aportes y la influencia como corriente del pensamiento antropológico sobre los discursos políticos y económicos, y en los diversos campos de estudio en arqueología, ya sean, sitios arqueológicos, yacimientos, museos o instituciones asociadas. Teniendo presente la formulación de leyes inclusivas, participación política y social de estos grupos en el marco del estado nacional y los estados capitalistas de la actualidad.

Los indigenismos desde la antropología social y la arqueología
Antropología social:
Existen grandes momentos que han generado cambios en el tema del indigenismo, inicialmente el llamado “Debate postindependentista”, que es el contexto de formación de los estados nacionales, en segundo lugar los procesos de modernización e industrialización, donde se considera a la etnia como un elemento retardario y finalmente, la globalización y el multiculturalismo, que incluye la celebración de la diversidad cultural desde un marco capitalista (Portilla, 2015).
Cabe mencionar que en el año 1917 con el triunfo de la revolución rusa (bolchevique) se evidenció que existe la posibilidad de triunfar y hacer un cambio real, en este caso fue un cambio geopolítico mundial y que contaba con una amplia base de campesinos. Otros sucesos de gran relevancia fueron: la primera guerra mundial (1914-1918), el triunfo de la revolución mexicana (con la transformación de la estructura agraria), las primeras tres décadas de 1900 con la germinación de las muss media, la gran depresión de los años 30 y la guerra civil española.
La guerra española afectó en América latina pues se dice que fue el gran primer experimento de la guerra mundial, con ello gran cantidad de personas conformaron diversas corrientes de pensamiento (Portilla, 2015).
Entre los exponentes y escritores del indigenismo se puede encontrar a:
Mariátegui (1894-1930), reconocido escritor peruano, periodista y pensador, se caracterizó por escribir acerca de la realidad peruana especialmente los casos indígenas. En sus escritos realizaba críticas al sistema capitalista existente, desde sus bases políticas (marxistas); a la realidad de las comunidades aborígenes, sus problemáticas y cómo el gobierno peruano ha respondido a estas con un sinfín de formas y de planteamientos que no se encuentran cercanos al verdadero problema que enfrentan estas comunidades.
Por otra parte Bonfil Batalla (1935-1991) etnólogo mexicano y antropólogo, escribió sobre cómo no resultó en México, la independencia y la instauración de la república liberal. Bonfil, establece una relación antagónica entre el México profundo y el México imaginario, como un choque desigual de civilizaciones que no lleva a ninguna síntesis.
Es importante mencionar que América Latina, para los años 80, se encuentra en una época difícil, pues con los programas de ajuste estructural surgen grandes problemáticas como lo son: ser sometidos a dominación por otros países y los grandes discursos existentes de desarrollo y modernización. Estos elementos se contraponen a lo tradicional de los indígenas pues buscan crear una cultura globalizada.
En el caso de Perú (1894- 1930), surgió un fuerte debate sobre el proyecto nacional que había sido planteado por el gobierno, con ello se pretendía incluir al “indio” en el mismo por ser la población mayoritaria demográficamente, entre otras cosas, la conservación de latifundio, la economía agroexportadora, la minería concesionada, los déficit en el desarrollo de estructuras e instituciones de acceso al poder y servicios básicos, el capital financiero internacional con alianzas nacionales, generaban una estructura de clases en transición y un problema racial.
Mariátegui (2007) en su texto, siete ensayos sobre la realidad peruana, plantea que todas las tesis para justificar el problema indígena ignoran o eluden un problema económico social, con estas se desfigura la realidad del problema y es solo mediante la crítica socialista que este se esclarece buscando respuesta en la economía nacional, no como mecanismo administrativo, ni jurídico, ni eclesiástico, ni en condiciones de razas puras y ni modos culturales o morales.
Así mismo, Mariátegui (2007) plantea los posibles “problemas del indio”, refiriéndose al ámbito étnico, como una propuesta nutrida desde las ideas imperialistas; un problema moral, como una concepción liberal de las “ligas de los derechos del hombre” y desde el anti esclavismo; un problema educativo, que no parece encontrarse sufragado ni con un criterio pedagógico; todos estos planteamientos desde una perspectiva marxista.
Finalmente, se plantea que la solución al problema indígena es una solución económico - social, pues debe entenderse a partir de la estructuración de la economía del país, además debe ser elaborada por los mismos actores sociales, inclusive con esto se puede visualizar a los congresos como hechos históricos, pues a los aborígenes les falta vinculación nacional, ya que siempre se han limitado al ámbito regional y esto lo que ha generado es el estancamiento (Mariátegui, 2007, p.38).
Con respecto al papel del Estado, se puede decir que no hay un solo discurso del indigenismo, sino que hay indigenismos particulares, que se derivan en política tutelar o de tutelaje. Un rasgo fundamental es la discusión que gira en torno al indigenismo y campesinado, tomando así la raza como instrumento de subordinación, de servidumbre donde el trabajo debe ser gratuito. Refiriéndose a los latifundios como formas simbióticas, donde se pretendía que quienes trabajaran allí serian siervos eternos, el problema de la tierra ociosa garantizaba riqueza a la persona que las poseía, sin embargo, no garantizaba un mejoramiento en la economía del país, mucho menos en una sociedad con base agraria, que se supone debería estar produciendo para el latifundista, con la lógica de que se debe tener tierra no explotarla (Portilla, 2015).
Bonfil (1989) desde su planteamiento establece una teoría sobre el control cultural desde el régimen colonial y además con una sociedad que es segregadora y hace la diferenciación entre los individuos, con ello también, ideológicamente se justifica a las políticas coloniales como quienes abandonan lo propio para adoptar lo ajeno y con dos caminos: exterminar lo que no funciona y reducir las poblaciones que son distintas mediante el trabajo (esclavitud y explotación).
Con la revolución mexicana se construyó una visión imaginaria de democracia, pues esta no significo un cambio de rumbo, sin embargo, si disolvió el único proyecto que reivindicaba la identidad de los pueblos indígenas. Este imaginario del proyecto nacional mexicano visualiza a la nación com una nación mestiza y moderna con un pasado exuberante, monumental e imperial (Bonfil, 1989).
Lo mencionado anteriormente, trajo impactos sobre el patrimonio cultural pues se renuncia a las capacidades desarrolladas por siglos y se implanta un acervo cultural que no pertenece a las poblaciones, además se transforma la realidad de los pueblos (Bonfil, 1989).
La variedad de indigenismos existentes puede explicarse mediante diversas acotaciones de autores, desde la parte narrativa se puede encontrar el texto de Tomás Escajadillo, donde se realiza una explicación detallada de que es indigenismo y como ha variado mediante la literatura peruana.
Escajadillo (1999, p. 117) menciona que antes de iniciar una discusión sobre indigenismo, debe saberse que se entiende por indigenismo y que es realmente el indigenismo. Además, hace referencia a dos momentos importantes en la transformación, los cambios y la evolución del indigenismo; el primer momento abarca las obras de género, a este lo llamo Indigenismo ortodoxo y el segundo momento como es la evolución le llamo neo indigenismo. Con estos dos periodos históricos se entiende que la diferencia en la visión del problema indígena será de alguna forma transformativa en los discursos.
Asimismo, el concepto que tengamos de indigenismo debe incluir un sentimiento de reivindicación social, en el caso de la literatura, la superación de lastres del pasado, especialmente la visión romántica, y como Mariátegui ha mencionado un argumento con brillo y lucidez, ya que el indigenismo no es una simple escuela o movimiento literario sino un referente del mundo real que nace por la necesidad de político, social y cultural de resolver el problema del indio (Escajadillo, 1999, 118)
Arqueología:
En el caso de la arqueología, se ha reconocido como una corriente de pensamiento que estudia las culturas indígenas. Se maneja el indigenismo en el estudio y apropiación de los indígenas al campo arqueológico y en general los temas arqueológicos.
Para la arqueología el indigenismo se presenta de la siguiente forma:
Según Cavallini (2015) es una corriente Latinoamericana, donde se vela por la revalorización histórica especialmente de los países latinoamericanos, además se incentiva la creación de una multivocalidad, donde se hagan escuchar todas las voces y están sean legitimadas. Lo indígena, desde la arqueología, siempre ha sido considerado un elemento dentro de dos vertientes: la riqueza de lo antiguo y de catastrofismo, además dentro del discurso del indigenismo existe también un elemento de identidad.
        El arqueólogo siempre se ha visto involucrado en la lucha por los derechos indígenas o ha sido relacionado con el pasado. Algunas poblaciones aborígenes han solicitado controlar su pasado con la devolución de sus objetos arqueológicos y con ello ser quienes organicen, planifiquen y administren la historia de su pasado y de sus antepasados (Cavallini, 2015).
Por otra parte, desde el contexto historico, es de gran importancia reconocer la influencia que ha tenido la creación de los estados nacionales, pues se enrumba la arqueología desde otra vertiente, con ello se quiere decir que lo indígena de aquel momento era reconocido como marginal (Cavallini, 2015).
Desde la arqueología se ha criticado el elemento de blanquitud, el no reconocimiento del pasado, el coleccionismo sin importar quién o como lo realice, la consideración de que las poblaciones aborígenes son pobres y el implantamiento de esta visión en programas escolares, académicos desde el gobierno, que invisibilizan a las comunidades originarias y su herencia (Cavallini, 2015).
Es necesario considerar la connotación negativa, que se ha estandarizado en la sociedad, del ser aborigen como un usurpador sin relacionarse directamente con el pasado, o bien la etiqueta de ser salvaje y que no es capaz de construir monumentos, artefactos o bien bellezas de oro (Cavallini, 2015).
Han surgido diversos conflictos por el desarrollo en el estudio de los hallazgos arqueológicos, por ejemplo, en Atacama en el año 2007, los grupos indígenas exigen que sean retirados de exhibición un grupo de momias, pues para estos no eran simples cuerpos sino sus ancestros, por lo cual estos merecían respeto y no ser tratados como un objeto de exhibición (Cavallini, 2015).
Se puede mencionar también el caso de los indígenas estadounidenses, estos no creen que los cementerios pertenezcan a personas no nativas, por ello en 1990 se crea la ley para la protección de sepulturas y repatriación de restos de indígenas norteamericanos, con esto los museos de todo el país se ven obligados a realizar inventarios e informar sobre los objetos de pueblos indígenas estadounidenses que se encuentren en estos museos (Cavallini, 2015).
Con este tipo de iniciativas se pretende restituirlos restos humanos, objetos sagrados y funerarios a sus dueños verdaderos, reconociendo la propiedad a los mismos, además los indígenas en el caso de Atacama tienen el argumento de que la arqueología limita a las comunidades aborígenes a definir su espacio en el mundo moderno, pues no respetan sus creencias, ideología, religión e historia (Cavallini, 2015).
La inclusión indigenista en la arqueología se ha llevado a cabo mediante la inclusión de valores y perspectivas (no Europeas) como fuentes y métodos de investigación, tomando en cuenta los intereses de las comunidades, de manera que sean estos los beneficiarios directos de todo tipo de información y sean también quienes decidan si comparten autoridad sobre el uso de la información en los hallazgos arqueológicos. Tratando de incluir todos aquellos elementos de la disciplina que puedan contribuir al desarrollo de los pueblos (Cavallini, 2015).
Gnecco (2012, p.134) hace referencia a que la arqueología metropolitana puede traducirse en arqueologías nacionales mediante el proceso de indigenizacion y la multivocalidad antes mencionada, con ello se constituyen muchas arqueologías desde el discurso. Diferenciadas así atraves del mismo proceso de indigenizacion de una manera análoga como el orden global es traducido en distintos contextos, locales y atraves de procesos de anexacion y domesticación.
Indigenismo en Costa Rica
En el caso de Costa Rica, me parece importante referir algunos acontecimientos que han repercutido en el desarrollo de los derechos indígenas, inicialmente las llamadas correrías (extracción de hule), donde se soltaban perros para atrapar a los indígenas y hacerlos esclavos, esto en la época colonial. Por otra parte, se reconoce el papel de Bernardo Augusto Thiel, quien fue gran defensor de estas poblaciones, relatando así en sus escritos algunas verdades incomodas sobre la realidad aborigen en el país, especialmente con los huleros (Castillo, 2011, p.54).
Como segundo elemento importante, debo referirme a cuando se definen los límites del país y “voluntariamente” (con intensión) se integran a las poblaciones aborígenes, para “adquirir” más población y mucho más terreno, como parte del discurso de “igualiticos” y con esto se consideran a las poblaciones limítrofes ciudadanos (Sojo,2010, p. 16).
La influencia de José Fidel Tristán, es uno de los elementos que deben destacarse en el desarrollo del indigenismo en Costa Rica especialmente desde la arqueología, pues en sus inferencias sobre ritos y costumbres no se explicita una valoración etnocentrista. El pasado que se vislumbra en los objetos, para él, al igual que sus coterráneos, no refleja un sentimiento de pertenencia; ese pasado le es ajeno (Rojas, 2006, parte V, en diario de arqueología de José Fidel Tristán).
Las interpretaciones que Tristán realizo acerca de las poblaciones aborígenes son sin duda más que un legado para la arqueología costarricense sino para la etnografía en general, pues reflejan un interés por el otro, aunque si bien sencillas para quienes nos encontramos en la disciplina forman parte de la conformación, el estudio y construcción de nuestro pasado.
Todos estos fragmentos estaban en el suelo regados aquí y allá y fueron hallados cuando se cortaban adobes de zacate para transportarlos al lugar que queda entre la línea férrea y la casa. Como este sitio en donde se arrancaba zacate queda muy próximo a la caseta rústica fui a verlo con el Sr. Bonnefait […] En el lugar en donde está el Radio existió un cementerio indígena […] Los tiestos son señales evidentes de las piezas que los indios quebraban durante las ceremonias religiosas. 21 de agosto de 1925” (Tristán, 1874- 1932, p. 83).
Desde la arqueología, en nuestro país el discurso indigenista se ha promulgado de diversas maneras, uno de los primeros casos fue la exposición histórica - Americana, realizada en Madrid en los años 1892- 1893, donde algunas piezas seleccionadas fueron expuestas en 1886 en la exposición nacional (Cavallini, 2015).
Desde los últimos treinta años y actualmente, con la creación de la ley indígena (1977) y el reglamento de la ley indígena, se ha buscado la protección a estos grupos, mediante reservas indígenas, con límites y exclusivamente para estas poblaciones, también la creación de organismos como la Comisión Nacional Indígena (CONAI) y la Comisión Arqueológica Nacional (CAN) han fomentado el respeto a los mismos y a sus artefactos, yacimientos, hallazgos y bienes en peligro.
En el caso de la ley indígena y su reglamento, se establece una regulación con respecto a las excavaciones y lo referente al Patrimonio Nacional Arqueológico, donde estas (las excavaciones) deben ser autorizadas por la comunidad y la CONAI. La CONAI, por otra parte debe funcionar como ente de asesoría para las distintas unidades geográficas de las reservas aborígenes y con ello fiscalizar que no se incumpla la ley (Ley indígena, 1977, artículos del 5 al 12).
Por otra parte, se encuentra la Ley de Patrimonio Nacional Arqueológico, que en sus primeros artículos menciona la relación de los bienes arqueológicos con las poblaciones aborígenes y prehispánicas, estableciendo los objetos arqueológicos como propiedad del Estado y que deben ser reportados al Museo Nacional de Costa Rica (MNCR) y la CAN debe velar por el cumplimiento de esta ley. También, se refiere a los hallazgos arqueológicos en terrenos de comunidades no aborígenes, a la suspensión de excavación en sitios públicos, al rescate por parte del MNCR, al traslado de bienes fuera del país y sus respectivos requisitos, a las multas, penas, destituciones de funcionarios o de quienes incumplan esta ley (Asamblea legislativa, 1981).
Es importante recalcar las problemáticas aborígenes que se presentan en el país con respecto a la relación del patrimonio arqueológico y que han sido ejemplificadas desde otras aristas en el texto, por ejemplo, los derechos de propiedad cultural e intelectual indígena en objetos como artes, canciones, poesía, saberes, medicina y manejo ambiental. Con estos, debería considerarse el elemento autónomo de las comunidades, especialmente la autodeterminación de las mismas, en el marco del capitalismo actual, apreciando a estas comunidades como cultura viva, que es un factor que parece afectar en la disciplina arqueológica (Simpson, 1997, págs. 18 – 48). Asimismo, pueden mencionarse los problemas de territorio que también han tratado de ser regulados mediante la ley indígena y los problemas de tráfico de bienes arqueológicos.
       El MNCR, cumple un rol importante en la toma de medidas contra el tráfico ilícito del Patrimonio Nacional Arqueológico, de las comunidades aborígenes actuales y pasadas, pues debe realizar procesos de investigación (arqueología, historia e historia natural), de protección al patrimonio cultural, manejo de colecciones, proyección institucional y administrar finanzas del mismo (Calvo, 2007).
En el caso de la situación campesina costarricense asociada a la situación indígena y a la respuesta del gobierno mediante el capitalismo agrario, puede darse el ejemplo del cultivo del café que trajo el descenso lento del campesinado, quienes en un inicio han sido la columna vertebral de la nación y bien en la mayoría de los casos han sido marginados y desplazados, por las gigantes compañías productoras de café e inclusive banano, generando campesinos sin tierras o con pequeñas parcelas solo de consumo familiar.(Seligson, 1984, p.158). Con ello, puede incluirse el elemento de migración que sucede de igual forma en las comunidades aborígenes, donde se buscan los centros urbanos por la escasez de empleo que existe en el campo o las tierras indígenas y la necesidad de encontrar un futuro mejor para estos (as) y sus familias.
Es importante preguntarse porque hemos permitido que el capitalismo agrario haya avanzado sin límites y dejando estos colectivos desprotegidos y marginados, pues no existe ninguna regulación, ni reforma que incluya a las comunidades campesinas como elemento fundamental de la economía nacional, y aun así como las hemos abandonado desde la academia generando así solo “textos o escritos” sobre estos (campesinos y comunidades aborígenes) que en la mayoría de los casos no tendrán acceso o entenderán, por ello, es necesario incentivar un trabajo con las comunidades que sea conjunto y que estas sean las que construyan también su rumbo, con ayuda de entes sin interés político.
A modo de conclusión debe destacarse los aportes de Mariátegui y Bonfil, en cuanto a la fusión de las formas capitalistas y pre capitalistas, especialmente cuando se habla acerca de un mundo en desarrollo y se refiere a problemas económicos o de tierras. Mariátegui alude a la importancia de la unidad en la diversidad como un elemento esencial para la convivencia en el marco político, considerando también el relativismo cultural como un factor de análisis histórico.
Mediante el análisis de los textos vistos en clase, debe rescatarse la esperanza indígena como un elemento político, de inclusión como actor social y de restructuración estatal para adquirir propiedad o simplemente la inclusión en los discursos. Además, todo esto se encuentra supeditado a las propuestas liberales de cómo deberían adoptarse las comunidades aborígenes o a sus problemáticas de tierra.
Al parecer, la estructura económica no se ha transformado drásticamente, pues aunque la independencia de los Estados nacionales ha tenido gran influencia se encuentra una relación de empleador subordinado, o bien burgués y proletario.
Sobre la visión de la arqueología, existe toda una polémica asociada a las practicas arqueológicas con respecto a las comunidades y la cual debe solucionarse, quizás un planteamiento interesante seria gestionar y construir el patrimonio arqueológico en conjunto con los entes comunales, líderes y demás lugareños para crear una propuesta que agrupe ambos intereses, claramente donde sean las comunidades las que tengan la cuota de poder más alto y el Estado el que las respalde. Una adecuada gestión del patrimonio, su implementación y su estudio puede traer grandes ventajas, en casos futuros, por la experiencia que se brinda y los componentes, así como que sea evaluado el proceso constantemente.
Finalmente, debe tomarse en cuenta la injerencia de la disciplinas arqueológica y antropológica como parte de la validación de los discursos, generando también así espacios de discusión sobre la problemática indígena y sus consecuencias a los artefactos y bienes arqueológicos. Además, su función como ente de apoyo en el camino de la lucha indígena.

Referencias Bibliográficas
Asamblea legislativa de Costa Rica (1981). Ley de patrimonio Nacional Arqueológico 6703. Aprobada el 28 de diciembre de 1981.
Bonfil, G. (1989). México Profundo. Una civilización negada, Grijalbo, México, El problema de la cultura nacional. Disponible en: https://zoonpolitikonmx.files.wordpress.com/2012/07/mexico-profundo-guillermo-bonfil-batalla.pdf, págs. 101- 111.
Castillo, R. (2011). El obispo Bernardo Augusto y los indígenas maleku de la Zona Norte de Costa Rica. En revista reflexiones, Universidad de Costa Rica, recuperado el 28 de setiembre del 2015, de: http://www.redalyc.org/pdf/729/72922586004.pdf ,págs. 53-70.
Cavallini, C. (2015). Exposición en clase sobre la relación indígena con la arqueología, Universidad de Costa Rica, Curso teorías antropológicas II.
Calvo, M. (2007). El Museo Nacional de Costa Rica: medidas contra el tráfico ilícito del Patrimonio Nacional Arqueológico. Documento inédito, ponencia presentada en el taller “Estudio de casos en la protección del patrimonio cultural” 21 al 27 de marzo, México.
Escajadillo, T. (1999). El indigenismo narrativo peruano, Universidad Nacional de San Marcos, versión pdf, pág. 117- 118
Gnecco, C. (2012). La indigenización de las arqueologías nacionales. Convergencia. Revista de ciencias sociales. Universidad autónoma del Estado de México, pags.133-149.
Korsbaek, L & Sámano, M. (2007). El indigenismo en México: Antecedentes y actualidad, Revista de sociedad, cultura y desarrollo, págs. 195- 224.
Ley indígena. (1977). N6172. Del 16 de noviembre, San José. Y su respectivo reglamento (Decreto 8487- G de 1978).
Mariátegui, J, C. (2007). Siete ensayos de interpretación sobre la realidad peruana. Caracas, Venezuela, Fundación Biblioteca Ayacucho. El problema agrario, pags.26-52.
Portilla, M. (2015). Exposición sobre indigenismo y campesinado, Universidad de Costa Rica, Curso teorías antropológicas II.
Rojas, M. (2006). Parte V, en Diario de arqueología de José Fidel Tristán.
Seligson, M. (1984). El campesino y el capitalismo agrario de Costa Rica, p. 158.
Simpson, T. (1997). “Introducción,” “Los derechos de la propiedad cultural e intelectual de los pueblos indígenas”. En patrimonio indígena y autodeterminación: en nombre del programa para los pueblos de los bosques, Copenhague: Documento Iwgia N° 22, págs. 18 a 48.

Arqueología Social Latinoamericana


Karl Marx y sus obras continúan siendo referentes para quienes de una u otra forma consideran el cambio social y material como alternativas, para contrarrestar y quizás en un futuro eliminar los elementos de explotación y desigualdad, en el ámbito socioeconómico, que trae consigo el capitalismo actual. Aunque de muchas maneras se ha tratado de silenciar a quienes han practicado las tendencias Marxistas, por otra parte estas han funcionado como punto de partida para distintas ramas de las llamadas Ciencias Sociales, tal es el caso de la Arqueología, con la Arqueología Social Latinoamericana (ASL).
La ASL, es una elaboración teórica propia de Latinoamérica. Donde se presenta una producción del concepto de modos de vida y la influencia del materialismo histórico, de Marx se destaca. Los objetivos básicos que plantea la ASL son: inferir la conducta social a partir de los restos culturales, poseer una pertinencia social (¿Para qué se realiza desde la arqueología?, si le va a funcionar al país, a las regiones o comunidad) y estudiar la unidad procesal histórica, esto quiere decir, los elementos que son analizados u observados desde el presente al pasado (Cavallini,2015).
La ASL ha aportado distintas perspectivas así como conceptualizaciones como lo son: modo de vida, objeto de trabajo, fuerzas productivas, entre otros. Y aunque han sido categorizada y demás se presenta como una opción al desarrollar un trabajo de investigación en sitios arqueológicos.
Como parte de los antecedentes en Venezuela en la década de los cincuenta surgen dos tendencias, inicialmente quienes continúan promulgando el pensamiento Norteamericano tomando en cuenta referentes del enfoque histórico cultural (Vargas, 1996, p.4), quienes además eran procesualistas y con la base Marxista de México. Y quienes seguidamente, eran la otra tendencia, asumieron una posición mucho más crítica y que buscaba el análisis de contextos sociales e históricos del pasado.
En los años setentas con la publicación de algunos libros, se conocen las ideas de arqueología social o Marxista, estas con interpretación distinta a la teoría pero misma base de Marx (Rodríguez &Olivo, 2008, p.27). Con esto podría decirse que ha surgido la ASL y en 1975 se lleva a cabo la reunión de Teotihuacán, donde se plantea como debe realizarse un trabajo de investigación desde la ASL. Entonces podría decirse que la ASL surge para finales de los años 60’s e inicios de los 90’s, principalmente en la parte de Venezuela. En el caso de Chile se da una nueva forma de hacer la arqueología (Cavallini, 2015).
Su ideología Marxista fue fortaleciéndose con los cambios revolucionarios de Latinoamérica, eso permitió el nacimiento de generaciones de arqueólogos Marxistas (Fuentes & Soto, 2009, p.4)
Tratando de crear una propuesta teórica que tuviera los elementos históricos y metodológicos del Marxismo, la ASL se caracteriza por la aplicación de los mismos (o el intento), tal y como lo plantea el materialismo histórico- dialectico (Hernando, 1992, p.22).
Con respecto al trabajo de campo realizado en la ASL, se puede mencionar que es un trabajo exhaustivo que posee una transcendencia enorme, pues esta adquiere un compromiso político con las sociedades actuales y las sociedades antiguas, especialmente donde se encuentran sitios o vestigios arqueológicos (Cavallini, 2015).
Entre sus principales exponentes se encuentran: Luis Guillermo Lumbreras, quien desde Perú, se dice, da origen a la ASL; Mario Sanoja, Iraida Vargas y Luis Molina de Venezuela, también Luis Felipe Bate de Chile y Griselda Sarmiento de México. Sanoja y Vargas aconsejaban a el presidente Hugo Chávez en cuestiones de patrimonio, cultura y sociedad, posteriormente estos mismos, abonados a Molina fueron quienes trajeron la ASL a Costa Rica (Vargas, 1996, p.4).
Desde la ASL, los sitios arqueológicos representan o van más allá de una simple acumulación de restos materiales, pues también forman parte de gran cantidad de acciones culturales relacionadas con comunidades humanas reales, así mismo la manera en la que se utilizó el espacio que ha sido excavado representa la racionalidad y conocimiento de estas comunidades sobre el desarrollo y ordenamiento espacial (Cavallini, 2015). Por ello, es necesario creer que desde la ASL, en un sitio se pueden leer muchos elementos ambientales, económicos y sociales. Esta premisa es una fuerte crítica al enfoque histórico cultural, pues con la ASL se plantea transcender en la descripción, en la interpretación, ver quienes fueron/son los sujetos sociales involucrados detrás de los artefactos, sus elementos (económicos, sociales, ambientales y religiosos) y visualizar el ámbito económico y político como parte del enfoque.
Por otra parte, en los objetos se pueden encontrar diversas señales: un conjunto de relaciones establecidas entre una comunidad y el objeto de trabajo, la tierra (ente para la reproducción física y social, relación dialéctica). En segundo lugar muestran las relaciones sociales entre individuos-comunidad- espacio, todo esto se refiere a los procesos del trabajo, en estos el elemento teórico como tal no se desarrolla (Cavallini, 2015). La relación entre aldeas y el tiempo, el tiempo se trabaja desde el proceso histórico pero en intervalos de tiempo. El contexto de un objeto posee gran importancia pues refleja lo realizado por las fuerzas productivas (individuos) para solventar sus necesidades.
Así mismo, la ASL debe tomar en cuenta diversos elementos como lo son: los suelos (procesos climáticos, geomorfológicos, producción y potencialidades), la topografía, flora y fauna actual y antigua. Y algunas definiciones Marxistas para su comprensión. La tierra (objeto de trabajo) como tal es un elemento de gran importancia pues en esta se encuentran las materias primas para la producción de artefactos e instrumentos. Los medios de producción en este caso son aquellos elementos que han sido usados para subsistir (Cavallini, 2015).
El concepto de economía o formación social y modo de producción es una de las categorías fundamentales de la ASL, la otra categoría básicamente se refiere a los modos de vida (Cavallini, 2015). Los modos de vida sirven para comprender como operan, se organizan y habitan las sociedades. A lo largo del desarrollo histórico se han dado ejemplos diversos de modos de vida tales como: cazadores y recolectores, aldeanos y cacicales. Cada modo de vida posee características específicas como la producción, los elementos sociales e históricos, lo simple y complejo, entre otros. Generalmente entre este concepto se encasilla el de modo de producción que se refiere a la manera en cada grupo resuelve sus necesidades.
El grupo domestico es un concepto biológico que retoma la ASL refiriéndose a un conjunto de individuos que se encuentran emparentados entre sí, de la misma forma cada grupo tiene un jefe y un espacio doméstico o área territorial, donde se desarrollan las actividades y en general la vida comunitaria.
Finalmente, la fuerza de trabajo en la ASL se refiere a los seres humanos o bien a la tierra como producto social (Lull, 2005, p.12) ya que es lo que hace que el trabajo como tal funcione, lo mueve y transforma. Es importante tomar en cuenta que cada uno de los categorías Marxistas pueden repetirse en varios elementos.
Relación política de los arqueólogos con el enfoque
Existe un nexo bastante amplio, pues la ASL, no solo se convirtió en un enfoque más en la arqueología, sino también en una posición política. Dicha posición tiene un compromiso social y busca reconstruir todos los elementos históricos, criticando especialmente a las cunas capitalistas (como Estados Unidos) (Rodríguez &Olivo, 2008, p.28) y analizando cuales son las causas de las actuales condiciones que presenta América Latina.
Según Cavallini (2015) los arqueólogos velaban por cuestiones mucho más sociales, como por ejemplo la inserción de las sociedades aborígenes americanas dentro del sistema capitalista. Siempre manteniendo la critica a las sociedades actuales, a la expansión, a la “arqueología del capitalismo” y explotación que vienen en conjunto con el marco capitalista de sistema. Con ello, la ASL da respuesta desde la arqueología a los países de Latinoamérica.
A modo personal, considero que la aplicación de los métodos exhaustivos especialmente en el trabajo de campo, reflejan la rigurosidad que debería tenerse en un sistema de gobierno, incluyendo los diferentes grupos sociales, sus problemáticas y caracterizaciones propias. Además de ello, el compromiso que la ASL tomo con la sociedad y en las luchas sociales la posiciona como un referente político de cambio y de revolución, especialmente para las zonas golpeadas de América Latina.
La ASL constituye una tendencia particular pues sus principios siempre se han encontrado orientados al compromiso con la sociedad, además de esto Latinoamérica posee características especiales, que de alguna u otra forma se encuentran relacionadas con “conflictos”, y es por esto que la labor de los investigadores en arqueología, ha dado un fruto único y excepcional, como lo es esta corriente del pensamiento.
El método comparativo es de suma importancia para comprender las relaciones sociales y la parte ideológica, ya que solo así se encontraran las diferencias o características particulares de los sitios en estudio.
Para la actualidad es importante tomar en cuenta el contexto neoliberal y los sistemas capitalistas en los que se encuentran los países de Latinoamérica, por lo cual el implantamiento de ideas opositoras, ya sean Marxistas, socialistas o de corte de izquierda, son con frecuencia rechazadas, a excepción de las clases trabajadoras explotadas. Sin embargo, en cuanto al trabajo de la ASL es necesario que se dé a conocer en los distintos ámbitos académicos y políticos como respuesta a la conservación de sitios y el quehacer arqueológico. Y que además esta sea tomada en cuenta como la propuesta de cambio que pretende ser, no solo para el gremio arqueológico, sino también para quienes gusten tomar en cuenta sus bases teóricas para otros enfoques.
Referencias Bibliográficas
Cavallini, C. (2015) Presentación oral de la clase de Arqueología social Latinoamericana, curso teorías antropológicas II, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica.
Fuentes, M. y Soto, M. (2009). Un acercamiento a la Arqueología Social Latinoamericana. Cuadernos de Historia Marxista. Recuperado el 8 de setiembre del 2015, de: http://rebelion.org/docs/103184.pdf
Heraldo, A. (1992). Enfoques teóricos en la arqueología. Recuperado el 6 de setiembre del 2015, de: file:///C:/Users/Mau/Downloads/Dialnet-EnfoquesTeoricosEnArqueologia-176590.pdf.
Lull, V. (2005). Marx, Producción, sociedad y arqueología. Trabajos de prehistoria 62. N.1.p.12.
Rodríguez, Lidia y Olivo del Olmo, Omar. (2008). Arqueología Social y arqueología antropológica. Aproximaciones a la Praxis de la arqueología latinoamericana. Estract Critic. Revista d´Arqueología.Pág.26-35.
Sanoja, Mario. (1984). La inferencia en la arqueología social. Boletín de Antropología Americana No.10. Pág.35-44.
Vargas, Iraida. (1996). La arqueología social: un paradigma alternativo al angloamericano. El Caribe arqueológico 1. Pág.3-7.

Antropología simbólica


La antropología simbólica busca enfocarse en el estudio de la cultura pero como un sistema complejo y amplio de símbolos y significados que comparten un determinado grupo social. Como enfoque del pensamiento, posee influencia de estructuralistas y funcionalistas (Levi Strauss y Malinowski respectivamente), además se centra en dos matrices del mundo social: los símbolos y lo material (Wright & Ceriani, 2007, p.320).
La antropología interpretativa por su parte se refiere a. las diferentes formas en que los contextos sociales son interpretados por las personas, tomando en cuenta las acciones que se ejerzan desde los diferentes actores sociales, se recalca que la interpretación es una acción simbólica y que esta, así mismo establece significados mediante el lenguaje (Geertz, 1991).
Entre los exponentes de los enfoques de la antropología simbólica e interpretativa se pueden encontrar: a Víctor Turner (1920- 1983), como el Máximo exponente de la antropología simbólica, quien nació en Escocia. Turner fue discípulo de Radcliffe Brown, se interesó por la literatura y por la antropología, su trabajo principal fue realizado en Ndembu de Zambia. También se puede encontrar a Clifford Geertz (1926- 2006), quien nació en San Francisco (California, Estados Unidos), es el creador de la antropología interpretativa, realizo grandes estudios antropológicos y escribió gran cantidad de textos, refiriéndose a la interpretación de los símbolos y su importancia para la cultura. Otra persona influyente fue Mary Douglas (1921- 2007), antropóloga británica nacida en Italia, influenciada por Evans Pritchard y por su proveniencia de una familia católica, escribió acerca de la impureza y peligros que pueden presentar los dilemas morales.
Para la antropología, el enfoque interpretativo y simbólico, genero grandes cambios en la etnografía de la segunda mitad del siglo XX, especialmente desde los escritos de Geertz, pues se transformó, innovo y profundizo la idea de cultura; Geertz cuestionado por muchos y criticado por su visión revisionista, anti positivista y reaccionaria políticamente, si se encontraba orgulloso de su proyecto revolucionario y decía que habían sido accidentes mayoritariamente felices los que provocaron tal desarrollo profesional (Kuper, 1999,p.96).
En general se buscó la examinación del simbolismo en contextos específicos, el tratamiento de los mismos en culturas determinadas, el análisis profundo en detalles del símbolo y sus respectivas interpretaciones del significado.
Contexto historico
La segunda guerra mundial es un suceso de suma importancia pues marca el pensamiento de Turner, y lo enrumba con un interés particular por la antropología. En el caso de Geertz, fue participe desde la marina de los Estados unidos en la misma guerra, por lo cual la experiencia en la visualización de simbología era bastante frecuente.
Este enfoque se da en los años 60s, cuenta con influencias del estructural funcionalismo, su desarrollo se encontró mayormente en Inglaterra, pero nace en Estados Unidos por Geertz. Las críticas desde la antropología clásica son bastante frecuentes en la época (Portilla, 2015).
Se dice que el nombre de esta corriente no nació desde sus autores, sino que fueron los opositores y quienes analizaron las investigaciones posteriormente quienes la bautizaron como tal (Portilla, 2015).
Elementos relevantes y resumen de conceptos:
Douglas, Geertz y Turner plantean diferentes posturas sobre la interpretación y los símbolos, en el caso de Turner algunos de los principales postulados de la antropología simbólica, se refieren a:
* La existencia de una estructura social, que regula el orden de la sociedad, es donde se contienen normas legales, lineamientos políticos y leyes, cuestiones de estatus o grupos que se presentan en una sociedad dada. Para Turner esta estructura no es estática.
* Las Communitas, estas se refieren a perspectivas ideales de una cultura, en ella se encuentra la parte transformativa de la cultura que permite un nivel superior de consciencia y produce apego. Inicia de forma espontánea y auto-generativa. Debe decirse que la estructura social posee una relación bastante estrecha con las Communitas.
Posteriormente, cada cambio social se encuentra acompañado de un ritual de pasaje que a su vez debe considerar tres fases: la primera o una fase inicial de separación de la posición que se tenía en la estructura social, seguida de una fase liminal o intermedia (donde se dan las Communitas), donde hay el mayor potencial de cambio social y surge una autoconsciencia de sociedad, y finalmente, una fase donde se reintegra a una estructura social.
Pareciera ser que para Turner, en la fase intermedia, se está fuera de la estructura de las normas, el individuo es y no es, al mismo tiempo, por otra parte esta fase es de las más importantes, pues tiene un alto peso en la colectividad. Turner recalca la existencia de los símbolos, su intensidad, el conocimiento que estos poseen de la sociedad, la capacidad de funcionar multivocamente y ser polisémicos (Portilla, 2015).
En Turner, existen fases del proceso de tiempo social que son inarmónicas, están se llaman dramas sociales, pertenecen a la estructura pero no a Communitas y son temporales con final abierto.
Con respecto a las ideas defendidas por Geertz, se reconoce inicialmente que la cultura puede ser vista como texto, pues necesita ser interpretada y para esto debe el investigador acercarse hasta donde le sea posible, y con ello analizar e interpretar profundamente, generando consistencia y no debilidades en sus interpretaciones.
Existe un problema cuando se da la postura de interpretar y es que la antropología se presenta como una labor interpretativa que no puede reclamar para sí las capacidades de predicción y verificación de la ciencia positiva (García, 1998), las variedades de interpretaciones y significados que se pueden encontrar tanto desde el antropólogo como desde los autores es infinita, es por ello que cada signo tiene que ver con la familiaridad del investigador con su significado (Portilla, 2015).
Con respecto a la descripción densa (interpretación-interpretación-interpretación) debe mencionarse que al otorgar un significado, asignar un símbolo o bien, interpretar un fenómeno, es necesario realizar una interpretación consistente, que describa su complejidad, pues existen grandes cantidades de significados de los fenómenos, con ello no se podría decir que cualquier simple descripción es una interpretación, además que pueda generar especulación, imaginación y heurística del investigador.
Es importante reconocer como, la comunicación entre personas con dominios diferentes o dialogo intercultural, es un concepto que muestra la diferencia que existe entre el objeto de estudio y su ciencia. Con estos elementos es posible la realización de un análisis pragmático de los eventos comunicativos en los que participan los miembros de las culturas (Zimmermann, 2003, p.4) y así la interpretación de las culturas permite una función comunicativa, inclusive el dialogo sobre el asombro y el enigma (Geertz, 1991).
El lenguaje intercultural es un instrumento de análisis, permite viajar en distintas áreas semióticas, con ello se puede lograr una comprensión amplia intercultural y bien se aleja del condicionamiento de las relaciones de poder (Geertz, 1991). Por otra parte, el lenguaje simbólico es esencial en las ideas planteadas en la antropología interpretativa pues los símbolos comunican como se encuentran las estructuras sociales (Portilla, 2015).
En el ritual, puede apreciarse al símbolo como la unidad más pequeña que contiene conductas especificas del mismo( ritual), además este se cataloga como un proceso con temporalidad corta pues debe transferirse a diversas etapas, ya que los rasgos en Communitas son anti estructurales y pueden interpretarse infinidad de símbolos (Turner, 1974). Turner tiene visión procesual de la sociedad, le interesan las estructuras temporales y los procesos de comunicación.
Para Douglas, el lenguaje simbólico es polisémico debe estudiarse haciendo una diferenciación del contexto, además cree que las clasificaciones evolucionistas sobre magia, religión y ciencia, poseen su base en prejuicios sobre la magia (pensamiento primitivo) y en ideas limitadas sobre las funciones de los ritos. En el caso de la religión puede ser considerada como un ritual y no como moral comunitaria.
Un elemento relevante en Douglas es lo que las categorías sociales representan en una cultura y el efecto que estas tienen en el control corporal, dado así que cuanto mayor sea la sanción social la existencia mayormente de consentimiento hacia el control físico aumentará, osea lo impuro y la contaminación.
A modo de conclusión, es importante retomar la injerencia de esta corriente teórica en el estudio antropológico mediante la amplitud de perspectivas de análisis semiótico y sus respectivas interpretaciones. La práctica de este enfoque se encuentra relacionada con las labores académicas, institucionales e inclusive políticas.
En el caso de Turner, es frecuente encontrar planteamientos anti estructurales, en el estudio de lo cotidiano pues menciona que antes de estudiar cualquier “cosa” conocida como normal deben estudiarse aquellos momentos de intensidad que reflejan mucho más lo cotidiana. Y solo atraves de lo excepcional se puede estudiar realmente lo “normal”.
Se puede contrastar el pensamiento de Douglas con el de Turner referente a lo liminal, pues se dice que existe una conciencia superior con respecto a los limites, sin embargo esta no pertenece a la antiestructura como la conciencia liminal.
Finalmente, la paternidad de este enfoque atribuida a Geertz, Turner y Douglas, no conformo una corriente homogénea, pues algunos elementos se contraponían en los distintos autores, así tampoco pareciera ser que existe una escuela del pensamiento como tal. Si no se caracterizó por la amplitud y desarrollo de perspectivas para el análisis simbólico y de la acción social.
Referencias Bibliográficas
García, M. (1998).Clifford Geertz. La interpretación de las culturas, Nueva revista de política, cultura y arte, recuperado de: http://www.nuevarevista.net/articulos/clifford-geertz-la-interpretacion-de-las-culturas, el 17 de octubre del 2015.
Geertz, C. (1991) La Interpretación de las Culturas Descripción Densa: hacia una Nueva Teoría Interpretativa de la Cultura, Gedisa, México, pp: 19-40.
Kuper, A. (1999). Cultura la versión de los antropólogos, recuperado de: https://tristesantrotopicos.files.wordpress.com/2013/05/kuper_-_cultura.pdf , el 17 de octubre del 2015, p.96.
Portilla, M. (2015). Exposición sobre antropología simbólica e interpretativa, curso teorías antropológicas I, Universidad de Costa Rica.
Turner, V. (1974). Dramas sociales y Metáforas rituales, Cornell University Press, Ithaca, pp: 23-59. Documento traducido al español, leer todo en PDF.
Wright, P & Ceriani, C (2007). Antropología simbólica: pasado y presente. Relaciones de la sociedad Argentina de antropología XXXII, Buenos Aires, versión PDF, p. 320.
Zimmermann, K. (2003). Lenguaje y comunicación intercultural: un enfoque Iberoamericano, recuperado de: http://red.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/biblioteca/inter72.PDF, el 19 de octubre del 2015, p.4.

El enfoque histórico cultural en la arqueología


       La arqueología es la reconstrucción del pasado, atesorar los elementos que constituyen nuestra historia. El arqueólogo por su parte es una analista científico, que se postra bajo el sol en las excavaciones y trabaja exhaustivamente en el laboratorio con los tiestos y demás artefactos encontrados en los sitios (Renfrew & Bahn, 2004, p. 9). La arqueología ha atravesado por diversas corrientes que han influenciado su aplicación.
El evolucionismo cultural, fue la corriente de pensamiento que predomino en Europa en el siglo XX, el evolucionismo Darwiniano o biológico, empezó a no ser la cuestión principal en las discusiones, por su parte el tema de etnicidad y el nacionalismo se convirtieron en los ejes centrales de toda crítica (Trigger, 1992, p. 144). El sentimiento de etnicidad influyo fuertemente en la creación de identidades únicas, además de los distintos hallazgos de artefactos y la curiosidad de conocer su origen.
Como parte de los cambios en las corrientes de pensamiento en la arqueología y la antropología en general, se puede mencionar el nacimiento de la teoría del histórico cultural. El enfoque histórico cultural se enfatiza en la relación de las sociedades históricas o en los distintos grupos étnicos y culturales, tratando así de estudiar su cultura material. Inicia en Alemania con los pensamientos de Gustaff Kossinna (1858- 1931). Según Trigger, (1992, p.158) Kossinna, se especializo en estudiar la arqueología de los asentamientos, donde se determina las posibles áreas que habitaron los diferentes grupos humanos. También creía que los conocimientos eran transmitidos de una cultura o grupo superior a otros y la periferia, además de que las diferencias eran de carácter racial, con ello se fundamentó que los indoeuropeos eran de mucho más talento y creatividad y con esto a su vez la visión eurocentrista, especialmente germánica, en todos los elementos que componen su cultura.
Gordon Childe (1892- 1957), introdujo el pensamiento histórico cultural a la arqueología británica, además critico desde su punto de vista los planteamientos de Kossinna, considerando que existe una cultura arqueológica y además que cada cultura esta delineada por sus artefactos, para Childe el desarrollo técnico fue importante en aspectos como la estratigrafía (donde se menciona que el enfoque histórico cultural debe hacer cronologías), estableciendo así un concepto científico de cultura (Childe, 1977). Los autores mencionados anteriormente (Childe y Kossinna) son considerados los principales exponentes del histórico cultural.
El difusionismo por su parte, al ser una de estas corrientes de pensamiento, critica las explicaciones que ofrece el evolucionismo acerca de cómo se producen los cambios tecnológicos, sociales y culturales y explica que los prestamos e influencias entre grupos humanos son los que permiten que existan semejanzas entre estos, no refiriéndose así a las invenciones paralelas que plantea el evolucionismo (Restrepo, 2009, p. 18).
El difusionismo se puede considerar un método del histórico cultural, desde su lógica pues destaca el contacto cultural y también los préstamos en los diferentes grupos humanos, con ello se pretende de alguna manera datar cronológicamente la edad de los rasgos culturales (Restrepo, 2009, p.20). Sin embargo el difusionismo en Kossinna y Childe es solo una influencia para explicar el cambio cultural, pero con respecto a la creación teórica y las herramientas metodológicas ambos avanzaron de distintas maneras.
Contexto histórico antes y durante el histórico cultural 
La arqueológica histórica cultural surgió en un momento de gran crisis intelectual en Europa. La revolución industrial con su carácter expansivo acaparo grandes sitios y se inició una desigualdad social que fue de gran evidencia. Ante esto clases como el proletariado y la burguesía eran de notarse y los pensamientos socialistas se encontraban en su apogeo, pues el giro progresivo de la revolución industrial alteraba todos los esquemas sociales del momento.
Hasta la segunda guerra mundial el enfoque histórico cultural domino las investigaciones de europeos en Europa y en oriente. Además se realizaron en distintas partes del mundo excavaciones, donde se enfatizó en los meticulosos trabajos de las distintas culturas, en el caso de Perú se utilizó una cronología para sitios costeros y esto definió las bases para la posterior arqueología maya (Garreta et al, 2001, p.140). Por otra parte, en el caso de los Estados Unidos se estimularon excavaciones con el fin de encontrar artefactos para establecer clasificaciones y definir culturas, esto sin tomar con tanta relevancia el contexto de dichos artefactos.
Una de las grandes discusiones de esta época fue la antigüedad del ser humano en el continente Americano, existían argumentaciones donde se mencionaba un origen muy reciente no antes del periodo de Jesucristo, contradictoriamente otros autores explicaban que tal desarrollo arqueológico no era posible en tan poco tiempo, por lo cual el ser humano en este continente debía tener más años de existir maya (Garreta et al, 2001, p.141).
       En síntesis el histórico cultural en su momento, proyecto diversas ideas: la etnicidad como nuevo foco de importancia “etnicidades y nacionalismos” además unifico las diversas regiones, otro elemento es el interés por los distintos artefactos, los grupos de origen y las raíces, finalmente se encuentra el desarrollo de cronologías o tipologías y el interés por la distribución geográfica de todos estos elementos anteriormente mencionados.
Conceptos importantes en el enfoque histórico cultural
Las áreas culturales pueden ser definidas por los hallazgos de artefactos. En estas áreas conviven grupos que no son estáticos pues se relacionan e interactúan con otros. Las culturas arqueológicas aplican el enfoque del histórico cultural a los estudios de las regiones. Es importante reconocer el trabajo Childe en este segmento, pues fue él quien tomo el concepto de cultura arqueológica de Kossinna, pero dejando los elementos racistas de lado (Childe, 1977).
Se conoce como cultura material todos aquellos artefactos que se encuentran en un contexto dado, con estos mismos es posible establecer las culturas arqueológicas y allí un enfoque étnico y geográfico, por su parte la geografía permite conocer y definir los grupos culturales. La cultura material fue reflejo de continuidad étnica, sin embargo no se pueden definir la existencia de una determinada cultura por los artefactos encontrados.
Por otro lado se identifica el contexto, siendo este importante para reconstruir las huellas de la actividad humana en el pasado. El contexto de un objeto consiste en el nivel inmediato, su situación y su asociación (Renfrew & Bahn, 1998, p.44).
Según Childe (1977, p. 13), Tipo se refiere a que el hallazgo de un utensilio no tendrá ningún significado a menos de que sea similar a otros encontrados en un contexto determinado y que correspondan a un “tipo” reconocido. Quiere decir que es una forma de clasificar los hallazgos.
La seriación es una técnica que permite ordenar los artefactos temporal y cronológicamente y se encuentra estrictamente relacionada con los resultados obtenidos en la estratigrafía, por lo cual ambas deben ser contrastadas, también permite reconstruir la secuencia cultural (López & Argote, 2007, p. 167)
La estratigrafía es el ordenamiento en estratos, considerando que lo que se encuentra superficial es de origen más nuevo y lo que se encuentra en el interior es mucho más antiguo, de esta forma este método constituye una herramienta de suma importancia en las excavaciones, este método es considerado como un registro de las sociedades pasadas (Harris, 1991, pp. 24- 25).
El enfoque histórico cultural de Childe, plantea que son posibles las cronologías o secuencia cronológica, con el único inconveniente de pensar que una cronología puede ser estática. Según Childe (1977) existen tres bases para la clasificación de datos, la funcional (¿para que sirvió?) se refiere a todos los roles de un artefacto, la cronológica (¿Cuándo se hizo?) al periodo en que fue utilizado el artefacto y su elaboración y finalmente la corológica, al creador del artefacto (¿Quién lo hizo?).
Finalmente es de considerarse algunos elementos de la arqueología histórica cultural para la actualidad. Inicialmente, un aspecto como la influencia del difusionismo en esta teoría resulta de difícil conceptualización e inclusive comprensión, pues en muchos textos se detalla a ambos enfoques como el mismo término o que se pertenecen o se derivan uno del otro, por lo cual considero debe de realizarse claramente la diferencia y detallar cuales fueron los verdaderos elementos aportados a cada uno de los distintos enfoques y su respectiva contribución.
       Otro elemento es la puesta en práctica de los postulados de Kossinna y sus predecesores, pues se podría mencionar que de forma intencional los datos arqueológicos tuvieron una transformación siendo considerados elementos distintivos de raza y motivo de ego, con ello, no solo se comenzó un caos en los registros arqueológicos sino que se promulgo intolerancia a otros grupos culturales. Y este último elemento considerado en nuestros días genera desequilibrio social y motivos para irrespetar otras culturas y otras naciones.
El concepto de Childe de cultura arqueológica transforma la visión de las nuevas generaciones de arqueólogos. Se ha criticado exhaustivamente que la teoría arqueológica particular hizo bastante énfasis en el estudio de los pueblos de la Edad neolítica y más tardía, y se ignoraba la era humana más temprana, el Paleolítico, donde existieron distintos grupos culturales y con diferencias menos visibles en el registro arqueológico.
Existe a nivel país, necesidad, acerca de la realización de cronologías regionalizadas o referentes a sitios arqueológicos específicos, el problema actual con ello es que se ha considerado que las cronologías son estáticas, sin tomar en cuenta condiciones climatológicas, geografía, ambiente, entre otros.
Referencias Bibliográficas
Childe, G. (1977). Introducción a la arqueología. Editorial Ariel. Barcelona.
Garreta, J., Bellelli, C., Bonaparte, R., Abramoff, E., Acosta, A., Cañas, L., Carballido, M., Di Fini, M., Fernández, P., Garreta, M., Gómez, H., Ondelj, M., Pegoraro, A., Sánchez, M. & Scheinsohn, V. (2001). La trama cultural. Textos de antropología y arqueología. Ediciones caligraf. Buenos aires, Republica de argentina, pp. 140- 141.
Harris, E. (1991). Capítulo 2: el concepto de estratigrafía en arqueología y Capitulo 3: Técnicas de excavación arqueológica. Principios de estratigrafía arqueológica, Editorial Crítica. Barcelona pp. 24-25.
López, P. & Argote, D. (2007). Análisis de correspondencias: una técnica para obtener cronologías relativas. Seriación de entierros de una tumba encontrada en el sitio arqueológico de Los Teteles de Ocotitla, Tlaxcala Cuicuilco, vol. 14, núm. 40, mayo-agosto. Escuela Nacional de Antropología e Historia Distrito Federal, México, p. 167.

Renfrew, C. & Bahn, P. (1998) ¿Qué queda? La variedad de la evidencia Arqueología teorías, métodos y práctica. Ediciones Akal, Madrid. Capítulo 2: p. 44.

Renfrew, C., & Bahn, P. (2004). Arqueología teorías, métodos y práctica. Ediciones Akal, p. 9.
Restrepo, E. (2009). Escuelas del pensamiento antropológico I, clásicos. Programa de Antropología. Fundación Universitaria Claretiana Quibdó, agostoseptiembre, pp. 18.
Trigger, B. (1992). Historia del pensamiento arqueológico. Editorial Crítica. Barcelona, Capitulo.5 pp. 144-166, 178-186.